viernes, 27 de junio de 2014

Sobre el capitalismo de rostro humano

A los y las idealistas. A los que abogan por un capitalismo de rostro humano.


¿No te das cuenta de que tu idea de mundo ideal está basada en el actual, pero haciéndolo un poco más bonito? Te pondré un ejemplo. ¿Qué pasaría si extrajéramos de tu idea el método de análisis que has seguido y lo aplicáramos a otras épocas? Veamos. Reproduzcamos tu metodología en el feudalismo: yo quiero que todo esté bien, que entre los campesinos y los señores de la tierra haya paz, que el sistema les beneficie a los dos. ¡Y viva el hippie! Sin embargo, no podía ser así. Para que la economía feudal prosperase, los señores de la tierra debían estar contentos. Por eso el sistema les favorecía a ellos.

Ahora vamos un poco más atrás. ¿Qué pasaría si extrajéramos de tu idea el método de análisis que has seguido y lo aplicáramos al esclavismo? Reproduzcamos de nuevo la metodología: yo quiero que todo esté bien, que entre los esclavos y los propietarios haya paz, que el sistema les beneficie a los dos. ¡Yiha! Pero, como en el anterior caso, las cosas no iban exactamente así ni podían ir así. Para que la economía esclavista prosperase, los propietarios debían estar contentos. Y de ahí que el sistema les favoreciera a ellos.
Ahora volvamos a tu idea. Al capitalismo. Sí, no tengas miedo. Y reproduzcámoslo desde fuera: yo quiero que todo esté bien, que entre trabajadores y propietarios haya paz, que el sistema les beneficie a los dos. ¡Y gol por la escuadra! Y ya creo que sabes o te puedes imaginar lo que sigue. Para que la economía prospere, ¿a quién debe beneficiar el sistema? Si tu respuesta es “al trabajador”, vuelve a leer el artículo.
Así que dicho esto, ¿no sería hora de pensar que quizás deberías plantearte que parece ser que siempre hay dos bandos antagónicos e irreconciliables? Pero espera, no te adelantes que viene lo mejor, ¿y si te digo que el objetivo del fascismo era exactamente imponer por la fuerza tu idea? Espero que ahora te estés planteando desde qué bando te estás mirando la historia de la humanidad.
La siguiente pregunta que espero que te hagas podría ser tal que así: ¿y cómo puede ser que esté mirando la historia desde el otro bando y me esté meando en la cara literalmente? Hola, despierta, los medios de comunicación son empresas privadas. No te van a decir que lo mires desde otra perspectiva que no sea la suya, idiota (del griego ἰδιώτης, que no se interesa por la política). Eres tú el que se mea en la cara, no se la van a mear ellos. 
Ahora, aléjate del idealismo que te impregna por un rato (preferiblemente por siempre) y vuelve hacia abajo. Hacia lo material. Hacia el mundo que te dice que “no puedes hacer que dos grupos antagónicos, uno de los cuales tiene estructuralmente el poder, se vuelvan hermanos”. Eso ya se intentó con los procesos nacionalizadores (asignar identidades nacionales) que llevó a cabo el liberalismo político en el s. XIX y posteriormente el fascismo en el s. XX. Y casualmente y por la gracia de dios no beneficiaban a gente como tú sino que beneficiaban al lado de los propietarios una y otra vez.
Así que, como has podido comprobar, el resultado que sale al aplicar tu método de análisis de la realidad a otras épocas es absurdo. O sea que escúchame, si al acabar este artículo sigues en tus trece, plantéate esta última pregunta: ¿estás del lado de la opresión, o del lado de la oprimida? Y entonces vuelve a leer el artículo. Si estás del lado de la oprimida, sólo hay un camino. Presuponer que el capitalismo puede tener rostro humano es no haber entendido ninguno de los modos de producción anteriores a él. 

1 comentario:

  1. ¡Por sencillo que parezca, Genial; que en la sencillez está la genialidad!
    ¡Y por fácil que pueda parecer ésta, no está al alcance de cualquier mostrenco!

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