sábado, 21 de junio de 2014

Sobre el pacifismo o la no-violencia

Son varias las historias que pueden contarte para justificar la táctica única de la no-violencia, pero quizás esas historias son simples ilusiones idealistas. En kntrakultura vimos los mitos sobre Islandia o Gandhi, aunque se podrían ver también algunos más como el logro de los derechos civiles negros, conseguidos después de una revuelta sucedida en numerosos distritos de Estados Unidos y que amenazó con extenderse por toda toda la federación, precedida por la lucha armada del Black Panther Party. Al final EEUU negoció los derechos civiles con los pacifistas, y ya puede verse cuán efectivos han sido esos supuestos derechos.

Un fracaso.

Y lo mismo pasó con los dos ejemplos anteriores, puesto que India pasó a ser controlada por el gobierno británico de forma neocolonizadora; método que le salía más rentable que la administración directa colonizadora.

Estos pacifistas se encargaron junto con los gobiernos de esconder toda la lucha violenta que había provocado cambios, y se alzaron como los adalides de derechos conseguidos, dejando en el olvido a los y las que murieron por luchar por lo mismo que ellos.

Una vez demostrado que la no-violencia o el pacifismo son totalmente inútiles o ineficaces, habría que analizar la posición de la no-violencia en el contexto actual. Dicha posición, hoy en día, implica privilegio. Ya sea desde la posición de clase media, de clase media blanca, de ciudadano blanco occidental, de hombre blanco heterosexual, o sucedáneos.

Actuar de forma pacífica implica dejarlo todo nuevamente en manos de las élites políticas (partidos políticos), puesto que el pueblo no toma partido directamente y son éstas las que deciden qué van a hacer. En cambio, esto no sucede actuando de otras formas que no permitan tanto el libre albedrío de esas élites.

Y ahora vienen las preguntas. Cómo podrá pedirle el pacifismo a un trabajador o a una trabajadora que se deje de violencia cuando la violencia ya la está sufriendo él o ella en sus carnes cuando sus vidas dependen totalmente del beneficio y la solvencia del empresario. Cómo podrá pedirle el pacifismo a una persona negra que se deje de violencia cuando la violencia ya la está sufriendo él o ella en sus carnes cuando el número de presos negros es 6,6 veces superior al número de presos blancos. Cuando se ven obligados a la marginalidad. Cómo podrá pedirle el pacifismo a los trabajadores y las trabajadoras de países subdesarrollados, explotados y expoliados que no se alcen en armas cuando sufren esa violencia diaria. Cómo podrá pedirle el pacifismo a mujeres, transgénero, gays, lesbianas, bisexuales e intersexuales que no usen la violencia revolucionaria contra la opresión patriarcal milenaria. Cómo.

La violencia ya está aquí. Y lo que la no-violencia le está pidiendo a esa gente es que protesten pacíficamente y sin molestar hasta que alguna élite política que represente parcialmente los intereses de esos colectivos gane unas elecciones. Y hasta entonces, que sigan aguantando esas opresiones.

Es decir, la actitud pacifista es una actitud de privilegio. Y la conclusión es que del privilegio nace la opresión y la perpetuación de ésta. El pacifismo es la complicidad con la opresión.

"La gente de Irak tampoco debe defenderse. Sólo si 
mueren como civiles sus muertes serán contabilizadas y lloradas por lxs activistas 
pacifistas blancxs que, el día menos pensado, lograrán llevar adelante una protesta 
lo suficientemente grande como para detener la guerra. " (Peter Gelderloos)

2 comentarios:

  1. En mi blog lo dejé dicho: La *no* violencia es una *no* herramienta; en cuanto que la violencia en última instancia, cuando ya otras razones no surten efecto, es la herramienta con la que se forman y mantiene estados, independientemente de que sean fascistas o de cualquier otro tipo. Véase sino cómo se nos impuso hace dos milenios el actual estado católico occidental (compútense la escisión llamada protestante y demás sectas).

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  2. 1º) Que el comunismo hubiera fallado en la URSS no significa que sus ideas están fracasadas. Que el anarquismo hubiera sido represaliado y casi extinguido en países como España no signifca que sus ideas no sean interesantes y edificantes. Lo mismo se puede decir de la noviolencia.
    2º) Cuando se habla de fracaso, me pregunto qué es el éxito. La violencia estatal y sistémico-capitalista es violencia y deja una estela de sufrimiento y muerte. La violencia usada por grupos contra ese sistema es liberadora pero, ojo. Mientras los anarquista mataban a los que creían tiranos, zares, jerarcas, etc., en la más pura honda o doctrina del derecho contra las tiranías, el terrorista, el guerrillero, en sus acciones mata gente normal y corriente (tal vez piensen que son ovejas del sistema) pero gente, cuya vida es un valor incuestionable. Socializar el sufrimiento, esta es una premisa de cualquier grupo frente a la violencia sistémica, puede acarrear matar a inocentes.
    3º) Si el fin justifica los medios, qué justifica el fin. Si queremos construir una sociedad más justa, ¿son los métodos como el secuestro, la bomba, la extorsión, las cárceles, etc., los métodos que me van a traer una sociedad más justa, igualitaria y libertaria? Sólo somos dueños de los métodos que usamos, que orienta el fin, pero no somos dueños del fin, porque éste está y se sitúa en el futuro. Y quién o qué justifica que el fin elegido es el mejor..., la gente corriente como yo, u otro que me dice qué es lo mejor para mí, que es un publicista de la ideología, que me vende la moto (no sólo la capitalista sino la supuestamente liberadora). También el fin tiene que ser objeto de debate. Justamente porque detesto el capitalismo, que es hoy por hoy una de las mayores formas de dominio-explotación, junto al patriarcado, necesito debatir con quienes sufren como yo, cuál es el mejor método para obtener fines cercanos.

    En fin, no es muy edificante ver que la defensa de la lucha armada (con fusiles, y pequeñas bombas) no caiga en la cuenta que pretende enfrentarse a los campeones de la violencia: los estados que tienen aviones, espías, armas sofisticadas..., y que están deseando -para seguir legitimándose- justificarse para represaliar a quienes se enfrentan en su mismo terreno -un terreno con más de 500 años de experiencia en tener ejércitos y unos 200 años en tener policía- a los estados.

    Seguiremos pensando..., eso también es acción (contenida).

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