viernes, 7 de noviembre de 2014

Sobre la autoridad, el Estado y la libertad

Las palabras que componen el título de esta entrada son, en los lugares donde confluyen personas de autollamada ideología anticapitalista, las que más escucharás usar en su forma general -que no generalizada-: ¡Por la libertad! ¡Ni opresores ni oprimidos! ¡Yo soy antiautoritario! ¡Yo lucho contra el Estado!

Pero, ¿qué hay detrás de esas palabras? ¿Significan algo usadas en su forma general? ¿Implican un análisis correcto de la realidad esas afirmaciones?

El Estado nace de la existencia de clases sociales

El Estado es la herramienta de la que se dotó la primera clase social dominante, llamada clase-Estado. El caso de Egipto, uno de los más estudiados, explica que, con el paso de varios milenios, una de las muchas comunidades pasa a ocupar un lugar preponderante, es decir, vive de lo que las otras producen. Esto sucede debido al desarrollo de la tecnología productiva, a la posterior división del trabajo, y por tanto, a la aparición del excedente. Tal cosa producirá las primeras clases sociales, una de ellas, la clase-Estado, la cual se comportará como la garante de los servicios públicos para las comunidades que trabajen para ella.

Esto se producirá a lo largo de todo el sistema planetario, exceptuando en Europa, donde se desarrollará una lucha sangrienta entre tribus, y la forma de Estado que emanará de ello será la esclavista, que pronto atacará a las sociedades como las egipcias.

Así, históricamente, el Estado nace de la existencia de las clases sociales, y será la herramienta usada por la clase dominante para dominar, de alguna forma, a las clases dominadas.

Qué puede considerarse un Estado

Un Estado, pues, es toda estructura en la que haya un poder político actuando sobre un territorio y una población determinada. La mayor expresión de ese poder político, en última instancia, será su imposición por métodos violentos.

Por tanto, en el caso de llevar a cabo un proceso revolucionario, destruyendo el aparato burocrático-militar (estatal) del territorio en el que se esté, lo que emane de él será también otro Estado. ¿Por qué? Porque con la revolución no se acaba con las clases sociales, sino que se destruye el poder burgués del Estado. Y esto significa que, al tener que reprimir a la clase social burguesa para conservar el nuevo régimen construido por la clase trabajadora, éste, inevitablemente, deberá imponerse en última instancia por métodos violentos. De lo que se deduce que, de una u otra forma, con una u otra estructura, estatal o asamblearia, central o descentralizada, de lo que estamos hablando es de un Estado, pues habrá un poder político impuesto que actúe sobre un territorio y una población determinada. Seguirán habiendo clases sociales, motivo por el cual nació. Y hasta que éstas no desaparezcan, no desaparecerá ese Estado

¿Pueden, las clases dominadas, usar esa herramienta?

Pueden, pero no es tan fácil. La creencia entre los sectores de los que hablábamos al principio es que el Estado puede usarlo indistintamente la clase burguesa como también la clase obrera. Pero de ahí nace la tendencia a pensar que el Estado es siempre igual, lo cual sería erróneo, pues ya hemos visto qué es lo que puede considerarse Estado. Tal concepción daría pie a imaginar el Estado en una forma inamovible, unilateral, sin condiciones ni circunstancias. Metafísica, al fin y al cabo.

El Estado, como herramienta de clase, puede usarse por la clases dominadas, pero antes de eso, ellas deben destruir el aparato burocrático-militar. ¿Por qué? Porque ese aparato es la forma de dominación en la que se ha organizado la clase burguesa, la dominante. Es decir, en leyes, en policía y ejército que cumplen esas leyes, y en general la burocracia que las aplica y las defiende, y que no va a ceder su poder tan fácilmente. 

Por lo que, como hemos podido ver y demostrar, las clases dominadas pueden usar esa herramienta, pero una vez destruido el aparato de dominación burgués anterior y construido el aparato de defensa propio. 

La autoridad, ¿inevitable?

Hay un elemento que, a lo largo de la entrada, ha sido omnipresente. Ese elemento es la llamada autoridad.

Si la existencia de un Estado después de un proceso revolucionario es inevitable, ¿la existencia de su autoridad, como poder político, también lo es? La respuesta a esta pregunta es sí. Pero ese miedo y oposición visceral a la autoridad carece de base analítica, pues cada clase puede usar la autoridad como le plazca. En el caso de que sea la clase obrera quien construya su aparato de defensa, la autoridad se diluirá entre la mayoría de la población. En el caso contrario, si su clase antagónica, la burguesía, usa la herramienta estatal, la autoridad se diluirá entre una minoría de la población.

¿Y la libertad?

Como hemos visto, ante la inevitabilidad de ciertos elementos de clase, y ante la dicotomía que rige la realidad, la libertad no podrá ser defendida en su forma general. No puede cumplirse la máxima de "ni opresores ni oprimidos" después de un proceso revolucionario, pues el Estado que surja de ahí, en cualesquiera que sean sus formas y sus estructuras, tendrá que ser usado por la clase oprimida, ésta es, la obrera. Lo que sí puede haber es que ese Estado naciente persiga que no hayan ni opresores ni oprimidos. Pero, por lo pronto, habrá que decantarse por unos o por otros.

Conclusión

La pretensión de este extenso análisis no es marcar una conclusión exacta, sino que ésta quede a cargo del lector o la lectora. Sí que pueden, empero, vislumbrarse, a primera vista, varias cosas: y es que las expresiones generales, junto con los términos también en general, a menudo sirven para romantizar las luchas y las acciones, y probablemente, enaltecerlos, sea algo contrario a todo lo que significa revolución. Pues no es lo mismo analizar la realidad y actuar en ella según cómo te gustaría que fuera, que analizar la realidad según cómo te gustaría que fuera y actuar en ella.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

¿QUÉ FUE ANTES EL HUEVO O LA GALLINA, EL CAPITALISMO O LA CORRUPCIÓN?

A menudo plantean la alternativa a la corrupción en los nuevos partidos. Podemos es quizás la candidatura que más ha acogido en su seno electoral esa receta de incorruptibles. Pero, ¿son los partidos corruptos por ideario político y así se explicaría la inmunidad de Podemos o hay algo más?

Los discursos populistas no ahondan lo suficiente en la cuestión. Por eso, ni les interesa hallar el origen de la misma ni desde luego buscar el remedio contra esta. Es así que, como medidas preventivas solamente se oyen: “más leyes”, “más justicia”, etc. Y aún diré más, a los populistas sólo les interesa una reducción paliativa de la corrupción. Un nuevo dato que contraste su reducción, su “moderación”. Pero, ¿quién soy yo para afirmar estos hechos?

La personalidad es lo que menos importa ante el planteamiento. Por lo tanto, me centraré en el fundamento. Para quienes abogan por la consigna de “más leyes” o “más justicia”, partiremos de una realidad objetiva: la corrupción está presente independiente a la ley o la justicia. Pretender abolir la corrupción con medidas legislativas más endurecidas es como pretender acabar con la droga encarcelando a sus traficantes; en un momento dado puede disminuir, pero no es la legalidad la que rige su vida –en ambos casos-.

Partamos del problema principal: ¿por qué existe la corrupción? Muchas respuestas irán encaminadas a la avaricia personal de unos individuos concretos, pero, es una verdad a medias. No plantea el problema a fondo. Podemos –válgame la paradoja- ir más allá: ¿por qué existe la avaricia? ¿siempre ha existido?

El problema de la corrupción es un problema inherente al sistema económico, al capitalismo. Sin la importancia que requiere mantener un status quo económico no se puede entender la corrupción. Nace con la desigualdad económica, pero se asienta en el seno de una sociedad donde prevalece el “tanto tienes, tanto vales”, donde la competencia económica es la cualidad que establece la supervivencia y garantía de tus derechos. Quién gana capital vive, quien pierde capital muere.

Un sistema que garantiza los derechos o la vida misma según el capital, es normal que todos los esfuerzos individuales estén enfocados no a una avaricia casi mecánica como plantean quienes enfocan el problema de la corrupción a unos individuos determinados, sino a un nivel de vida determinado; a más capital, menos hambre y mejor vida.

Por lo tanto, la avaricia y la corrupción, independientemente de lo fugadas que estén de la justicia y cuanto peso quiera cargar ésta contra aquellas, no erradica el problema porque está sustentado sobre una base económica y no judicial. En el ejemplo anterior de la droga vuelve a suceder el mismo planteamiento, hasta que no se solucione el por qué la gente tiene necesidad de consumir droga jamás se erradicará su consumo por más que encierren a los camellos de poca monda e incluso a grandes narcotraficantes.

Así pues, el problema de la corrupción sólo tiene solución sobre una base económica distinta, sobre una sociedad que garantice los derechos más básicos, donde el capital no rija tu vida y donde el dinero juegue el papel de mera mercancía equivalente. Una sociedad sin hambre, con educación, con trabajo, con casa y sin carencias es una sociedad que no ansía acumular capital. Pero, esta alternativa parte de la total destrucción del sistema económico actual y, dicha alternativa carece de legitimidad en el abanico parlamentario actual. Plantear una alternativa económica es plantear la supervivencia de los lastres actuales, de los pilares básicos que sustentan el capitalismo y éstos mismos se han asegurado su propia perpetuación a base de represión, intimidación, ilegalización y miedo.

Es por ello, que en un marco electoral que se juega bajo la Ley de Partidos, bajo Reformas Electorales y custodiadas por la Constitución franquista de 1978 jamás saldrá una alternativa que abogue por la democracia, por solventar el calvario que sufre hoy la clase trabajadora.

Podrá llamarse Podemos, Ganemos o Perdamos; bajo un sistema que no garantiza la vida sin la acumulación individual de capital la corrupción no es un problema, es más bien su consecuencia.



L. Gómez

martes, 4 de noviembre de 2014

La guerra contra Cuba

“Es que Cuba es una dictadura”, “es que Fidel Castro es un tirano”, “es que en Cuba se mueren de hambre”, “es que en Cuba no puedes tener móviles, ordenadores, etc.”, “¡pues vete a Cuba!”.

A muchos y muchas nos resultarán muy familiares estas frases sobre Cuba, sobre todo si se es de izquierdas. Cuando un tema tan recurrente como el de Cuba sale a debate, de repente nos encontramos como todo el mundo se convierte en experto del socialismo cubano y sacan a relucir esos maravillosos “conocimientos” sobre Cuba sin pararse a pensar si son ciertos o no; si lo que han oído en la mass media es objetivo o tan solo son calumnias para favorecer los intereses occidentales y capitalistas. Recomiendo al lector, que si alguna vez oye alguna de las frases con las que empieza esta introducción, se dirija tranquilamente al “experto” sobre el socialismo cubano y le pregunte: “¿Y el bloqueo económico qué?”. Y probablemente, en ese mismo instante, se hará el silencio y nuestro “experto”, al no saber de que se le está hablando, recurrirá al argumento derechista clásico: “¡PUES VETE A CUBA SI TANTO TE GUSTA!”.  

¿Cuál es el objetivo de este presente artículo? Bien, no trataremos de hacer proselitismo del comunismo o del socialismo, no, tan solo queremos abordar un tema bastante desconocido para la mayoría del pueblo como es el llamado “Bloqueo económico” o “embargo contra Cuba”, que el pueblo cubano lleva sufriendo desde hace 50 años por parte de EE.UU. Quizá, y solo quizá, después de leer este artículo, la lectora o lector, podrá entender el por qué de muchas situaciones que ocurren en Cuba y que se usan desde Occidente como arma arrojadiza contra el comunismo o el socialismo.


BLOQUEO: La guerra contra Cuba
El “bloqueo” de EE.UU contra Cuba consiste en un embargo comercial, financiero y económico que empezó en 1960 como respuesta del Gobierno ‘yankee’ contra las expropiaciones y nacionalizaciones que la Revolución Cubana realizó contra empresas y grandes corporaciones estadounidenses. Ante la ineficacia de una invasión militar contra Cuba a causa de que toda o una gran mayoría de la población cubana estaba a favor de la Revolución, el propósito del embargo era hacer caer el comunismo cubano a través de la desesperación de su propia población. Es decir: conseguir mediante una “guerra sucia” que la población cubana desistiera del comunismo y se rindiera ante el capitalismo y el imperialismo estadounidense. Desde hace 54 años, el embargo hiere y golpea día a día a todo el pueblo cubano. El embargo cubano comienza como un “deseo” del presidente norteamericano Dwight David Eisenhower de derrocar a Fidel Castro en un plazo de seis semanas como máximo. Salta a la vista que no lo cumplieron.  ¿Cuáles fueron las primeras medidas del bloqueo contra Cuba? En primer lugar EE.UU empezó con el corte de suministro de hidrocarburos, después empezaron a rechazar crédito financiero cubano, prosiguieron con reducir la importación de azúcar cubano y, finalmente, se dejó de vender piezas mecánicas e industriales a la industria cubana (a sabiendas, que en 1960, toda la industria cubana dependía de la importación de material estadounidense). Pretendo que el lector o la lectora imagine lo desastrosas que pueden llegar a ser esas medidas para un país, el cual en 1960 tenía un comercio exterior que dependía un 70% del comercio con Estados Unidos. Así que nos encontramos ante un embargo contra Cuba que el único objetivo que tiene es provocar el desaliento del pueblo cubano, golpearla, hacerla sufrir, como medio para combatir a un Gobierno socialista. ¿Qué más provoca el bloqueo contra Cuba? Que no se pueda comerciar libremente con EE.UU. Cuba vendía toneladas de productos como níquel, tabaco o marisco a EE.UU pero todo este comercio fue eliminado por el bloqueo. Ahora bien, alguien podría reflexionar y preguntar: “Bueno, no podrán comerciar con EE.UU, pero pueden comerciar con el resto del mundo”. Si, efectivamente, Cuba puede comerciar con cualquier otro país del mundo, pero no todos los países podrán comerciar con Cuba. ¿Qué significa esto?  Por ejemplo, si Cuba quiere comerciar con Argentina, se encontrará con la problemática de que no puede hacerlo mediante dólares estadounidenses, porque al mismo momento que esos dólares llegan al banco, el Gobierno de EE.UU lo decomisa. Pongamos un ejemplo real, ocurrido en 2004, en el que el UBS (banco suizo) fue multado con cien millones de dólares por el Gobierno estadounidense por aceptar una transferencia en dólares por parte del Gobierno de Cuba. ¿Qué provoca esto? Que el Gobierno cubano deba ser muy cuidadoso a la hora de establecer comercio internacional, obligado a hacer siempre cambios de monedas. Se estima que este constante cambio de moneda a la hora de comerciar supone una pérdida anual de cincuenta millones de dólares.
Otra de las cosas que más se oyen sobre Cuba es que no pueden de disfrutar de muchos equipos electrónicas y demás tecnología. ¿A qué se debe esto? A que una de las características del embargo contra Cuba consiste en que una empresa de cualquier país del mundo tiene prohibido venderle a Cuba cualquier aparato, equipaje o tecnología que tenga más de un 10% de componentes norteamericanos. Por ejemplo, Cuba no puede comprar el avión Boeing por ser de fabricación norteamericana, pero es que tampoco puede comprar un avión AirBus, que es de fabricación europea, debido a que la parte electrónica es de fabricación estadounidense. Otro ejemplo de hasta dónde llega la insania de este embargo: marcas automovilísticas como Mitsubishi o Mercedes-Benz deben demostrar ante el Gobierno estadounidense que los automóviles que quieren vender en territorio ‘yankee’ no contienen componentes metálicos cubanos. El Gobierno estadounidense se encarga de enviar inspectores por todo el mundo para revisar que toda empresa automovilística que importe a EE.UU no tenga en sus contratos ningún tipo de relación comercial con la industria metalúrgica cubana, provocando así que las empresas internacionales se lo piensen dos veces antes de comerciar con Cuba si no quieren sufrir una sanción por parte de la Administración estadounidense. Llegados a este punto, podemos ver como el embargo contra Cuba ya no es solo una relación bilateral  EE.UU-CUBA sino que es multilateral, ya que afecta a todos los países y empresas del resto del mundo. Otra de las consecuencias que tiene el bloque económico contra Cuba es que esta no puede pertenecer al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) negándole los prestamos de millones y millones de dólares que se dan a otros países latinoamericanos. Esto provoca que Cuba solo pueda pedir préstamos a otras instituciones donde los intereses son más altos, lo cual hace que el Gobierno cubano tenga dificultades a la hora de financiarse.
Cuba lleva desde el año 1992 presentando, cada año, en la ONU una resolución titulada “Necesidad de poner fin al bloqueo económico” y que es aprobada siempre por amplia mayoría. ¿Por qué no puede llevarse a la práctica esta resolución? Porque EE.UU, evidentemente, vota en contra de la resolución, y al tener derecho a veto en la ONU, provoca que no se cumpla la voluntad de la mayoría. Es una muestra de arrogancia imperialista que EE.UU actúe de esta manera, buscando solamente una ONU que responda única y exclusivamente a sus intereses económicos. Pero no todo queda aquí, hay más restricciones que afectan negativamente a la economía cubana, y por extensión a su sociedad. Por ejemplo, EE.UU tiene prohibido a sus ciudadanos viajar como turistas a Cuba. El bloqueo también afecta a las propias familias cubanas que viven en EE.UU, ya que el gobierno estadounidense solo permite a estas familias viajar una vez al año hacia Cuba, bajo previa petición de permiso que puede ser denegada si lo considera necesario el Gobierno norteamericano.
Pero sin duda, uno de los sectores que más sufren el embargo cubano es el sector médico. Muchos de los medicamentos que se necesitan en Cuba son producidos en EE.UU y por tanto Cuba no puede comprarlos o debe hacerlo a un precio mayor ya que debe adquirir el medicamento a través de terceros países. Es desesperante para muchos pacientes ver como la sanidad cubana no le puede facilitar un medicamento u otro porque EE.UU se niega a venderlo a Cuba. Dentro del sector de la medicina, hay mucha problemática con el hecho de adquirir equipos de tecnología médica ya que aun comprándola a otros países, esos equipos suelen tener componentes estadounidenses, lo que provoca, de nuevo, que Cuba no pueda adquirirlos.


VERDADES Y MENTIRAS SOBRE CUBA
Sin duda Cuba es uno de los Estados, que a causa de su sistema económico y político ha sido de lo más manipulado y tergiversado internacionalmente para hacer creer a la población de los Estados capitalistas que un Estado socialista es una dictadura terrible y un infierno para sus ciudadanos.  Por ejemplo, si un ciudadano español marcha de su país hacia, por ejemplo, Alemania, se dice que ese español ”ha emigrado”, en cambio si un ciudadano cubano marcha de sus país hacia EE.UU se dice que “se ha exiliado” o que “ha huido”. A partir de esta burda manipulación del lenguaje provoque no solo que haya gente que ya no quiera visitar Cuba, sino que los y las que se deciden a ir, lo hagan temerosos y con miedo. Para esto, el Gobierno norteamericano siempre ha gastado cantidad ingente de dinero para que los grandes periódicos calumnien a Cuba (concretamente la Administración Bush gastó en 2004 un total de 59 millones de dólares). Aun con la tergiversación de la prensa internacional sobre Cuba, es sin duda admirable como el pueblo cubano ha sabido aguantar con dignidad las embestidas del embargo económico para convertirse en potencias mundiales en lo referente al sistema sanitario y educativo.
De cara al exterior, el Gobierno de los Estados Unidos quiere hacer ver que su embargo contra Cuba responde a su compromiso por la libertad y la democracia y que como, según EE.UU, Cuba no da pie ni a la libertad ni a la democracia se encuentran con la autoridad moral de proseguir con este bloqueo. Pero si esto fuese así, ¿por qué EE.UU tiene magnífica relación comercial y política con China? Ah, sí, porque China es una potencia económica que responde positivamente a los intereses de EE.UU. ¿Por qué EE.UU comercia y tiene como aliada a una dictadura como Arabia Saudita? Ah, sí, porque Arabia Saudita tiene mucho petróleo y gas natural. Por tanto, aunque EE.UU quiere vender al público un idealismo como el de bloquear a Cuba “porque no son democráticos”, es algo que investigando un poco veremos que no se sustenta por ningún lado, ya que a EE.UU no le importa si un Estado es democrático o no, tan solo le importa que ese Estado responde de manera positiva –y sumisa- a los intereses privados de EE.UU.


CONTRARREVOLUCIÓN Y TERRORISMO
Desde el mismo momento del triunfo de la Revolución Cubana, en tierras estadounidenses, sobretodo Florida, se fueron creando distintos partidos, de cubanos favorables al dictador Batista, contrarios al socialismo, así como la  creación de grupos terroristas que cometían atentados contra Cuba, siempre con el apoyo político y económico de la administración estadounidense. Aun siendo el ataque por vía económica la principal arma estadounidense contra Cuba, el Gobierno ‘yankee’ no ha excluido en ningún momento cualquier otra vía para sofocar el socialismo cubano. Estamos hablando, por supuesto, de la vía armada y terrorista. Desde el mismo momento en el que triunfa la revolución cubana hasta el fin de la década de los años ‘60, las sucesivas administraciones norteamericanas han promovido el terrorismo contra Cuba tales como acciones de sabotaje, quema de cañaverales o ataques contra instalaciones industriales como vía para subvertir el orden político de Cuba. Pero el mayor ataque terrorista por parte de EE.UU contra Cuba fue el ataque de Playa Girón (Bahía de los Cochinos) en 1961, en donde mercenarios cubanos y agentes estadounidense aparecieron con lanchas ametrallando a ciudadanos desarmados (mayormente campesinos y ‘alfabetizadores’ que habían ido a las zonas rurales) de Playa Girón, así como bombardeando con aviación toda la zona de “Bahía de los Cochinos”. Aunque los ataques terroristas contra Cuba más típicos fueron el lanzamiento de bombas incendiarias fabricadas en Miami hacia todas aquellas industrias y empresas que fueron nacionalizadas en el triunfo de la Revolución Cubana, con el fin de desestabilizar y provocar escasez. Pero la Guerra Sucia de EE.UU contra Cuba no conoció límites, y llego a traspasar la línea de lo biológico, es decir, hubo ataques masivos contra el ganado y plantaciones cubanas esparciendo virus y demás enfermedades, o la introducción del virus Dengue, sacado de un laboratorio de la CIA para introducirlo entre la población cubana. Durante la década  de los ’60 se incrementaron las enfermedades por contagio como la gripe porcina o la conjuntivitis hemorrágica, provocando así enormes daños humanos y animales. Referente a la guerra biológica, el peor caso de todos, fue la introducción por parte de la CIA del “Dengue 2” en tres ciudades distintas de Cuba en 1980, provocando la muerte de 154 personas, entre ellos 100 niños, más la pérdida de 104 millones de dólares en tan solo cuatro meses para poder hacer frente al “Dengue 2”. El terrorismo no para aquí; en la década de los ’90, ante el auge turístico en Cuba, los grupos terroristas de Miami comenzaron a poner bombas en los distintos hoteles de la capital cubana con el fin de provocar miedo y que el turismo disminuyera. La cifra total de muertos a causa del terrorismo en Cuba entre 1960 hasta 1997 ha sido la friolera de tres mil víctimas. Esto es lo que se conoce como “Terrorismo Internacional” que ha existido y existe patrocinado por la Administración estadounidense.


PERIODO ESPECIAL
Si algo demuestra la gran proeza del pueblo cubano a la hora de no desistir contra el imperialismo estadounidense fue la caída del bloque soviético en 1991. Durante los años anteriores a 1991 Cuba se encontraba asediada por el embargo, pero tenía toda una relación económica, comercial, financiera y política con la URSS y todo el bloque comunista de Europa del Este. Pero con la caída de sus socios en 1991 y el mantenimiento del bloqueo económico Cuba puso a prueba el apoyo popular a la Revolución. A efectos prácticos, la disolución de la antigua Unión Soviética, significo un “segundo bloqueo” contra Cuba ya que esta pierde todos los suministros que provenían de la URSS. Se paralizó la agricultura, la industria. Se tuvo que abrir nuevos mercados para dar salida a los productos que ya no se podían importar a la ya por entonces extinta URSS. A todo esto se le sumó el endurecimiento de bloqueo económico por parte de EE.UU con la aprobación de la Ley Torriccelli. Durante el llamado “Periodo especial”, en Cuba, se pasó hambre, no había combustible para los coches, no se podía tener acceso a la electricidad más de cuatro horas diarias, pero aun así el pueblo cubano no desistió y salió adelante. ¿Por qué? Por el modelo social cubano, un modelo que permite que en esa coyuntura tan complicada nadie dijera “sálvese quien pueda”, sino todo lo contrario, ante la escasez, y todos a una, fueron racionando y priorizando para los y las más débiles. Y lo más importante, ante esa coyuntura cualquier gobierno occidental hubiera optado por la privatización de los sectores sociales, pero Cuba no,  Cuba no permitió acabar con los logros de la Revolución Cubana: Educación, sanidad y comida para todos. 


Si bien el tema del embargo contra Cuba daría para varios libros, con el artículo presente hemos querido ofrecer al lector y la lectora una idea de porque Cuba tiene distintas dificultades a la hora de avanzar y progresar en materia tecnológica, industrial, etc. Con este artículo hemos querido demostrar que hay un trasfondo, provocado por EE.UU, que causa –y causó- los mayores males del periodo socialista del Estado cubano. Evidentemente nadie está diciendo que Cuba sea un paraíso ni nada por el estilo, sino que tienen un sistema diferente a “lo normal” y que aun con los ataques incesantes de una potencia mundial como EE.UU, Cuba ha sabido mantenerse firme y no permitir el fin de la Revolución Cubana. Aun con todo esto Cuba es un espejo donde mirarse referente a sectores como el sistema sanitario o el sistema educativo. Imagínense lo que podría haber conseguido ser Cuba sin haber sufrido 54 años de bloqueo económico. Como consejo personal a los y las lectoras, diré que no dejen engañarse por los medios de comunicación occidentales que responden a los intereses capitalistas. Que lean, se informen, contrasten la información y que verdaderamente reflexionen sobre si toda la información que nos dan desde la TV y los grandes periódicos responde a unos intereses públicos, o por el contrario, responden a intereses privados.