domingo, 21 de diciembre de 2014

Libertad de prensa contra la información: ¿uno o cien canales de televisión?

L. Gómez

Dice Rafael Correa, presidente de Ecuador, que «desde que se inventó la imprenta, la libertad de prensa es la voluntad del dueño de la imprenta». Y con ésta, recordaba a su vez una anécdota que Alejandro Cao de Benós, el primer representante occidental de Corea del Norte en las relaciones con Occidente como delegado especial del Comité de Relaciones Culturales con Países Extranjeros, contaba en una de sus charlas sobre los medios de comunicación y la libertad de prensa.

Ocurría tras sucederse la pregunta más inesperada –nótese la ironía-, ¿cómo puede ser Corea del Norte un país democrático si sólo posee un canal de televisión? ¿aún es usted capaz de defender que en Corea del Norte existe la libertad de prensa? Alejandro contestó tranquilo pero directo «la libertad de prensa no es que un país posea uno o cien canales de televisión». Insistió en que tal concepción partía de un pensamiento occidental, y volvió a la carga «antes de hablar de libertad de prensa, ¿por qué no me dices qué es la información, y a su vez, nosotros como trabajadores de un Estado, qué significa tener derecho a esa información?». Alejandro intentaba profundizar en el aspecto informativo para culminar dejando K.O. al contrincante con una última cuestión. Recordaba así al que fuera el presidente de Rumanía, Nicolae Ceaucescu, y su trayectoria política. Planteó cómo era posible que un presidente elegido por el pueblo, como es el caso de Nicolae en 1974, fuera relegido como secretario general en el XIV Congreso del PCR celebrado en noviembre de 1989 y, un mes más tarde de ese mismo año, en diciembre, fueran ejecutados tanto Nicolae como su pareja Elena. Ahí no culmina el éxtasis de la cuestión. Partiendo de la incomprensión que parece observarse tras la su reelección a la secretaría general del partido que obtenía una mayoría parlamentaria aplastante, de su ejecución por el propio pueblo y ejército rumano, en el 2010 una noticia aseguraba que el 41% hubiera votado a Ceaucescu como presidente y se volvía a reafirmar la noticia, cuando en abril de este mismo año se repetía la encuesta saliendo esta vez un porcentaje del 66% en favor de Ceaucescu como presidente en la actualidad. El sondeo afirmaba que el 69% de los ciudadanos vivió mejor durante la presidencia de Nicolae y que lo que más echaba de menos el pueblo rumano era la falta de trabajo (en un 23%) y vivir mejor (en un 14%).

¿Cómo puede ser –planteaba Alejandro Cao de Benós- que un pueblo elija a un presidente, lo aclame, después lo capture, lo ejecute, para acabar añorando su presencia casi 20 años después de su ejecución? Si se trata de informar sobre unos hechos ocurridos, ¿qué lógica nos dicta la presencia de múltiples canales de televisión para informarnos de una misma noticia? Tal viraje de la opinión pública eso es lo que se produce con la pluralidad de los medios de comunicación.

Sin pretender elogiar el papel presidencial de Nicolae, el ejemplo expuesto por Alejandro Cao de Benós me pareció en aquel momento y me sigue pareciendo un ejemplo muy ilustrativo del papel que cumplen los medios de comunicación y la información.

En la actualidad podemos observar lo mismo. Apenas hay información sobre la economía por ejemplo. Unas decenas de canales repitiendo palabras que ninguno de ellos explica: prima de riesgo, inflación, deuda externa… y, cuando alguno pretende lucirse más que otro haciendo algún especial sobre la economía, explican un poco por encima qué significa, reparten culpas y en ningún momento platean soluciones. De hecho, se acaba el programa, el día, y vuelve amanecer con el mismo sistema productivo, con sus mismos desencadenantes económicos y con sus mismos lastres sociales.

Pero, tampoco tardan el disparar todas ellas, como empresas privadas que son la gran mayoría, hacia un enemigo común. Cuba, Corea del Norte, la extinta URSS, etc. Y en todas ocurre lo mismo, ¿cómo van a ser estados democráticos si no existe libertad de prensa? Sin embargo, el artículo 125 de la Constitución de la URSS, el artículo 530 de la Constitución cubana o el artículo 67 de la Constitución de Corea del Norte afirman lo contrario. ¿Qué confunden los medios occidentales con la libertad de prensa? La carencia de cadenas informativas privadas, que es justamente, lo que se prohíbe en las constituciones de los países que acabamos de nombrar; la mercantilización de la información. La pregunta que habría que plantearse es, ¿es Cuba o Corea del Norte países con deficiencias informativas o, por el contrario, es el Estado español un país con sobreinformación? Para explicar la crisis económica o la guerra imperialista, sus causas, sus efectos, no hacen falta cien canales de televisión; hace falta uno que lo explique. ¿Qué fin oculto puede esconderse tras la defensa de la pluralidad de los medios de comunicación para que transmitan e informen de una misma noticia? ¿por qué Mediaset incluye varios canales de información en los cuales, en cada uno, tiene su propio telediario informativo diferente? ¿Qué finalidad tiene la división de la información si no es la confusión?

Por supuesto, las imprentas, como empresas privadas, sólo atienden a la información como un producto al que hay que dar salida. Si el mercado demanda un producto de bajo precio, su gasto en la producción se verá obligada a rebajarse. Ello ocurre con los materiales de los vehículos, la ropa, la tecnología… ¿alguien cree que en el campo de la información como un producto más divinamente no ocurre lo mismo? La opinión se crea conforme los valores que surgen del modelo económico imperante. En nuestra sociedad, si aparecieran dos canales, uno que promoviese la colectividad y otro, la vida individual de lujo, sobre un régimen económico cuyas vidas se rigen y aseguran según la renta del individuo y sobrevive gracias a la desigualdad existente… ¿no triunfará la opinión que sobre la base social pueda realizarse? Y de ser así, ¿no estará condenado a morir el primer ejemplo colectivista por su inviabilidad?

Por lo tanto, la empresa privada vela por sus propios intereses, por su propia supervivencia y manutención. Y, en las empresas privadas de la información, como empresas privadas que siguen siendo, impera la misma prioridad. Y TVE, en un Estado cuyo capital monopolista está fusionado con el poder, su finalidad es la misma, pues detrás de un partido está Endesa, o Gas Natural Fenosa, etc.

Hace falta echar la vista a unos días atrás. Cuando el empresario arruinado por la crisis que responde al nombre de Daniel Pérez Berlanga empotraba su coche contra la sede del PP en Madrid cargado con varios kilos de nitrato amónico, un iniciador, un temporizador y dos bombonas de butano. La prensa ya ha sacado un veredicto: “un enfermo mental”. Sin embargo, falta por extrapolar el hecho a un país como Cuba. ¿Cuáles serían los veredictos? Creo que a todos nos vienen los mismos: “un hombre se rebela contra la dictadura”, “un disidente actúa bajo la desesperación contra la ausencia de democracia”, etc. Como ven, el acto va acompañado de un severo juicio político que hace mella en la opinión popular, y, ni la tesis de “rebelde”, “disidente” o “falta de democracia” son válidas en el Estado español pese a existir disidentes o presos políticos y el incumplimiento de los derechos básicos que debería cumplir una democracia. ¿Por qué Cuba? Porque es un modelo político como Corea del Norte que prohíbe la mercantilización de la información. Y la empresa privada, en su búsqueda de la mayor rentabilidad de la información no va a tirarse piedras contra su propio tejado.

Y es que resulta tan paradójica la razón de la propiedad privada que nos presentan a Corea del Norte como “el país más hermético del mundo”, y veréis, pero resulta que nunca lo he comprendido. ¿Cómo pueden existir países como Baréin, Benín, Comoras, Eritrea, Ghana, Kirguistán, Tuvalu, Seychelles, Malaui que ya no solo desconozcamos el día a día o la política nacional si no que apenas sabemos situarlos en el atlas, y apodemos a un país del que cada día emiten una noticia, que existen decenas de documentales de estas mismas agencias privadas que lo presentan como ese gran desconocido, que sabemos que el tío de Kim Jong Un fue sentenciado a la pena capital, que si el pelo de Kim Jong Un es el único oficial, que si Corea del Norte aunque no tenga ninguna agresión imperialista en su historia amenaza de muerte al mundo y lo provoca cada día o al menos, eso nos dice el país que más guerras posee a sus espaldas, etc, como el “país hermético”? ¿No resulta más cómico que verídico? O tenemos mucha información veraz de ese gran “enigmático país” y no resulta tan desconocido como dicen, o por el contrario son todas esas noticias y documentales manipulaciones de la prensa informativa-sensacionalista occidental y resulta que sí es un gran desconocido. Y esto queridos amigos y amigas, tener cien canales de televisión para acabar con más dudas que cuando no tenías ni siquiera la propia televisión es lo que llaman “libertad de prensa”.

Si ya lo decía Malcom X, «si no estáis prevenidos ante los medios de comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido».